El hostel es agradable, simple pero hogareño. La limpieza es buena al igual que la comodidad, la dueña Carmelita es una señora super atenta y amable al igual que sus nietos.
Lo único que no me encanto fue el desayuno, para mi simple y careciente de la buena comida mexicana que uno espera en una ciudad como Guanajuato (chilaquiles, enchiladas, etc) dicho esto no entendí porque a nosotros solo nos dio un desayun simple y a los huespedes siguientes si les dio "almuerzo".
En general lo recomiendo, pero si son de buen comer no esperen llenarse con el desayuno.